jueves, enero 17, 2008

Él color de ella/ ella color de él

Él color de ella, ella color de él
Alberto Sladogna

La nota a que a continuación trascribo tiene un singular valor: es un testimonio. ¿Testimonio de qué? Es el testimonio raro, distinto, interrogador de las consecuencias de un lazo social que está organizado por el nudo de la no relación sexual; el “no hay relación sexual” se puede escribir como nudo, el caso más cercano a esto, es un nudo borromeo de tres o cuatro consistencias (real , simbólico, imaginario y el santhoma) que forman un nudo gracias a que no están anudadas las consistencias entre sí ; no hacer nudo entre les permite formar un nudo, donde al cortar uno cualquiera, los demás quedan libres. Se podría decir, de manera provisoria que el nudo borromeo es el nudo de la no relación.

Esta pareja mexicana pone a jugar y lanza interrogantes para cada interesado respecto de la clínica doctrinaria del análisis: estamos ante un caso singular de pasaje a otra (“trans…) cosa que quizás permita revisar, reordenar, dejar de lado debido a su caducidad componentes de la doctrina, como por ejemplo, calificar de "psicóticos" a quienes viven experiencias como las que da a leer este testimonio. Esas preguntas permiten entonces, a cada analista o interesado por la doctrina analítica encarar de otras formas interrogantes que son nuevos respecto de la identificación (¿Será fija o permanente?; de la vida erótica (Un hibrido con color de ella; ella color de él ¿Cómo afectan la frase tautológica:”la diferencia sexual anatómica”); del deseo ¿sólo sería “patrimonio” de la heterosexualidad?; ¿Cómo afecta este testimonio el tema del llamado “sujeto del inconsciente”?

Hago llegar mi agradecimiento y reconocimiento a Mónica Careaga, psicóloga de la Facultad de Psicología de la UNAM, pues su tenacidad para informar y transmitir textos sobre otras maneras de vivir la vida sexual , erótica, deseante; esa tenacidad permitió el hallazgo y encuentro con este testimonio.

Nota publicada en el Periódico Milenio, México, DF,15/01/2008

Tras cambiar de sexo, Mario “N” contraerá matrimonio con Diana Laura, quien también se sometió a tratamiento para dejar de ser hombre. Mario, quien en el pasado vivía atrapado en el cuerpo de una mujer. Una pareja de transexuales buscará que un juez de lo Civil del Distrito Federal y la Iglesia católica los unan en matrimonio, en mayo próximo. Se trata de Mario “N”, quien en el pasado tenía el cuerpo de una mujer, y de Diana Laura “N”, que hasta el 2007 era hombre, ambos decidieron cambiar de sexo.
Él y ella, o ella y él realizan los preparativos para casarse en mayo en la delegación Iztapalapa, ya que aseguran que no existe ningún argumento jurídico que se los impida. Sin embargo, debido a que en septiembre pagaron 130 mil pesos por la operación de cambio de sexo de Diana Laura, la pareja ha solicitado el apoyo de amigos y conocidos para que los ayuden con los gastos de la boda civil y religiosa y recibir así la “bendición de Dios”. Hace seis meses, Mario decidió —después de siete años de conocerse y dos de relación—, pedirle a su pareja que se casara con él en febrero de este año, pero la boda tuvo que posponerse tres meses, pues la convalecencia de Diana Laura, luego de practicarse la cirugía de cambio de sexo, ha sido difícil y no podría disfrutar de la fiesta como ella lo desea.
A sus 55 años de edad, Mario, quien desde hace ocho años se sometió a un tratamiento hormonal para dejar de ser mujer y convertirse en hombre, nunca pensó que existirían las condiciones para que un día se pudiera casar con una persona que también se hubiese sometido a tratamiento para cambiar de sexo. “Nunca pensé que me casaría y menos que tendría una pareja que fuera como yo; una persona transexual, pero cuando conocí a Diana me atrajo físicamente, aunque en ese entonces ella sólo había recibido tratamiento hormonal y hasta después fue cuando se operó para realizarse la reasignación de sexo”, comentó.
A pesar de que Mario y Diana son personas transexuales, jurídicamente y en apariencia forman una pareja heterosexual (hombre y mujer), toda vez que sus documentos oficiales conservan el nombre y el sexo con los que fueron registrados al momento de su nacimiento. La pareja aprovechará los vacíos legales que hay en el Distrito Federal para que las personas que se cambien de sexo y quieran modificar su nombre en documentos oficiales puedan hacerlo, aunque ya existe una propuesta del diputado local Jorge Carlos Díaz Cuervo que busca permitir esta situación.
En caso de que la iniciativa del legislador sea presentada y aprobada por el pleno de la Asamblea Legislativa antes de abril, como se tiene previsto, tanto Diana como Mario solicitarán el cambio de nombre en sus documentos, “pero aun así continuaremos siendo una pareja heterosexual”. No obstante, si es rechazada o aplazada, la pareja de todas formas solicitará que se les una en matrimonio. En entrevista con MILENIO, Mario afirmó que “la ley no impide que un hombre y mujer se casen, por lo que si el juez se niega, sólo lo hará por prejuicios”.
Asegura que el juez no se puede negar, porque “los dos contamos con nuestros papeles que acreditan el género con el que nacimos, (hombre y mujer), por lo que la unión sería entre de una pareja heterosexual, lo único que no concordaría sería la apariencia”. Lo mismo sucede ante los ojos de Dios, “somos una pareja hombre y mujer por lo que no consideramos que exista razón para que nos puedan negar ese deseo”.
Mario, quien no quiso dar a conocer sus nombres verdaderos hasta en tanto no se realice el trámite en la delegación Iztapalapa, asegura que a sus 45 años de edad, Diana, su pareja, tiene la ilusión de casarse por la Iglesia, por lo que confía en que ningún sacerdote se niegue a casarlos. Buscan como testigo a la CDHDF. Los preparativos de la boda van muy avanzados, incluso ya están viendo quiénes serán sus testigos, entre los que se encuentra el diputado federal David Sánchez.
La pareja acudió a la Comisión de Derechos Humanos del DF para solicitarle a su titular, Emilio Álvarez Icaza, mande un representante el día en que pedirán en la delegación que se entregue la solicitud de matrimonio, para que en caso de que se les niegue presenten una queja por discriminación. La ilusión de ambos es concretar una unión libre de prejuicios y para eso han decidido vender, incluso, la exclusividad de la boda a quien esté interesado en difundirla o en apoyarlos con la fiesta, el traje de novia y los gastos de la luna de miel.
“Para toda la vida” Mario, ex custodio (a) del Sistema Penitenciario del Distrito Federal, decidió pensionarse para disfrutar de su nueva identidad, que pudo obtener a los 49 años de edad, ya que fue hasta la década de los 90 cuando en México se comenzaron a practicar las operaciones quirúrgicas y los tratamientos hormonales que permiten a las personas cambiar de sexo.
“Nunca me asumí como mujer, siempre me peleé con mi cuerpo. No me gustaba tener busto y mucho menos tener un ciclo menstrual que me recordaba a cada minuto mi condición de mujer”, comentó.
Antes de iniciar el tratamiento “ya no soportaba que la gente se dirigiera a mí en términos femeninos. Empecé a guardar mi distancia, dejé de salir y todo para evitar que me siguieran tratando como mujer”, dijo. Por eso, después de “haberme decidido, me quite el busto e inicié mi tratamiento hormonal, con el cual obtuve la apariencia física de la que hoy gozo”. Mientras, su pareja también cumplió su sueño y se convirtió en mujer y, así, iniciarán una nueva vida.
Dice que no está dispuesto a sacrificar nada: “lo único que quiero es disfrutar mi segundo aire junto con Diana Laura, quien es ingeniero en mecatrónica”. Aseguran que después de casarse se irán a radicar a Pachuca, donde esperan consolidar su matrimonio durante toda su vida. “Estoy consciente de que si me caso será para siempre, no creo en el divorcio y sí en la felicidad”, finaliza.

La iniciativa

En marzo se presentará en la ALDF la iniciativa de reformas con la que se pretende que las personas transexuales modifiquen sus documentos oficiales. Además, establecerá la obligatoriedad para que en los hospitales del GDF se realicen las operaciones a quienes deseen cambiar de sexo. Con la iniciativa las parejas del mismo sexo no podrían unirse en matrimonio ya que el Código Civil local sólo establece ese derecho para las parejas heterosexuales (hombre y mujer). En marzo de 2007, entró en vigor la Ley de Sociedades de Convivencia, la cual permite la unión jurídica entre personas de diferente o del mismo sexo, quienes establecen un vínculo de ayuda y cooperación común.
México, DF, nota deGeorgina Pineda

miércoles, enero 09, 2008

"Big Brother" y Televisa (texto de Flavio Meléndez Zermeño)

Big Brother”y Televisa
Flavio Meléndez Zermeño [i]
La salida de Carmen Aristegui del noticiero matutino de W Radio constituye un acto de censura por parte de Televisa y el Grupo Prisa. El argumento del comunicado de prensa de Televisa Radio, en el sentido de que el trabajo de la periodista no se ajusta a un modelo que la empresa viene implementando con éxito en otros países y que “tras un año de conversaciones no hubo posibilidad de un acuerdo entre ambas partes para incorporar a Carmen Aristegui a este modelo en México, basado en el trabajo en equipo y el derecho a la información plural y que obtiene liderazgo de audiencia en todos los países”, indica en su decir textual que de lo que se trataba para la empresa era de “incorporar a Carmen Aristegui”, es decir, convertirla en un elemento de la Corporación: no hay que olvidar que Televisa es una corporación no sólo en el sentido de una gran empresa que incorpora a otras, sino que además durante décadas fue uno de los pilares del régimen priísta y de su sistema corporativo de control social. Una corporación en un sistema de este tipo funciona como un cuerpo que sostiene su unidad a costa de excluir lo que aparece como diferente, como cuerpo extraño. Pero además ese comunicado enuncia algunas de las cualidades que han distinguido entre su amplio auditorio al noticiero de Aristegui –información plural y liderazgo de audiencia- atribuyéndoselas a otros, lo que equivale a reconocérselas en el acto mismo en que se las niega.
Con ese acto de exclusión y censura Televisa y el Grupo Prisa –accionistas mayoritarios de W Radio- le cobran a Carmen Aristegui el hecho de que haya abierto su espacio noticioso al debate plural del conflicto posterior a las elecciones presidenciales del 2006, de la llamada “Ley Televisa” y de la reciente Reforma Electoral. Es en esto que la Corporación defiende sus intereses económicos y políticos por encima del llamado que ha hecho en los últimos meses a la defensa de la “libertad de expresión”, pues el debate público de la Ley Televisa, que tuvo uno de sus espacios privilegiados en el noticiero de Aristegui, condujo a que la Suprema Corte declarara inconstitucionales algunos de sus artículos principales, poniendo así en cuestión el control cuasi-monopólico de Televisa en el ramo de las telecomunicaciones, y por otro lado la Reforma electoral aprobada por el Congreso de la Unión acabó con los privilegios de esta empresa y de TV Azteca en el gran negocio de la publicidad electoral. Si, como dice Jacques Lacan, el capitalista es la forma moderna que adquiere el amo de la antigüedad (El reverso del psicoanálisis, sesión del 17 de diciembre de 1969), en este caso el amo renuncia sólo temporalmente a la ganancia económica que representa un noticiero con al más alto rating, para buscar una ganancia mayor a mediano plazo a través del control corporativo y de su alianza con sectores del poder político.
Pero además es necesario inscribir la exclusión del noticiero de Carmen Aristegui en el marco de un avance del Estado de Excepción como forma de gobierno en la administración de Felipe Calderón. La reforma constitucional en materia de justicia y seguridad pública, que ha sido recientemente aprobada por el Senado de la República –regresándola con algunos cambios a la Cámara de Diputados para su aprobación definitiva-, establece en el párrafo 12 del artículo 16 que: “La policía podrá ingresar, sin orden judicial, a un domicilio cuando exista una amenaza actual o inminente a la vida o a la integridad corporal de las personas, así como en el caso de flagrancia, cuando se esté persiguiendo materialmente al inculpado”(La jornada, 14 de diciembre del 2007). Esta reforma, además de suprimir la inviolabilidad del domicilio particular, autoriza el arraigo domiciliario de un sospechoso hasta por ochenta días y la intervención de comunicaciones privadas. En la lucha contra el crimen organizado, como ocurre igualmente en la lucha contra el terrorismo, todo sujeto es virtualmente sospechoso. De esta manera el Estado de Excepción ha adquirido ya estatuto constitucional, estableciendo una zona en la que el Estado de Derecho queda suspendido y la excepción se confunde con la norma, con el argumento de que esa inversión entre lo legal y lo ilegal permite restablecer la legalidad propia del Estado de Derecho (sobre esta cuestión cf. Giorgio Agamben. Estado de Excepción. Adriana Hidalgo editora. Buenos Aires, 2005). A esto se suma el combate cada vez más militarizado contra el narcotráfico y la anexión de nuestro país, a través de la llamada “Iniciativa Mérida”, a la estrategia estadounidense de lucha contra el terrorismo –en esta dimensión toma toda su eficacia simbólica la aparición de Felipe Calderón con uniforme militar en algunas ceremonias oficiales.
Un régimen que requiere para su funcionamiento de ese espacio de excepción no se lleva bien con el grado de independencia informativa y de debate público que había alcanzado el noticiero de Carmen Aristegui. El espacio de excepción sólo se sostiene a costa de crear y mantener una zona de exclusión –se dice que “en la política no existen las casualidades”, pero da la casualidad de que Juan Ignacio Zavala, cuñado de Calderón, fue nombrado representante de los intereses del Grupo Prisa cuando éste asumió la Presidencia de la República, y en marzo del 2007 fue nombrado director de la W Daniel Moreno, periodista cercano a Zavala y por lo tanto a la familia política de Calderón: ¿se encuentra aquí el origen del ajuste de cuentas que excluyó a la periodista del cuadrante de la radio por abrir su noticiero al debate del conflicto postelectoral?
Ese régimen se va tornando semejante, en los rasgos propios del Estado de Excepción, al régimen autoritario gobernado por el “Big Brother” -Televisa fue la primera televisora que en nuestro país puso al aire un programa con este nombre-, que describe George Orwell en su novela 1984. Para ese régimen todos los miembros de la sociedad están bajo sospecha, son presuntos delincuentes o sediciosos, por lo que es necesario mantenerlos bajo observación, constantemente vigilados y cada uno es al mismo tiempo un delator potencial de sus semejantes -¿no es eso a lo que invita la propaganda oficial de la Procuraduría General de la República, a que cada ciudadano delate a los presuntos delincuentes que descubra en su entorno cotidiano? Se puede decir que a la manera de la “neolengua”, cuya invención Orwell le atribuye al tirano y sus colaboradores, en la que una cosa quiere decir al mismo tiempo lo contrario de lo que comúnmente dice, cuando Televisa y sus personeros defienden la “libertad de expresión” –en su intento de recuperar el negocio millonario de la publicidad electoral que la reciente reforma les arrebató-, en su “neolengua” quieren decir: “suprímanla”. Discurso y prácticas de un amo corporativo a la altura del régimen de excepción que empezamos a vivir.

[i] analista, miembro de la école lacanienne de psychanalyse - escuela lacaniana de psicoanálisis.

Política y amistad (texto de Erick Vázquez)

Por desgracia, y contrariamente a lo que se suele creer
de la proverbial e independiente torre de marfil de los pensadores,
no existe ninguna otra capacidad humana tan vulnerable,
y de hecho es mucho más fácil actuar que pensar
bajo un régimen tiránico
.
Hanna Arendt.


Recién tengo un malestar casi imperceptible, como un zumbido en el fondo de las cosas que distorsiona la imagen antes nítida de un mundo que se presenta como lo que es: la conciencia política para un mexicano puede naturalmente presentarse como un constante vaivén entre la impotencia y la futilidad.

De entre las variadas posibilidades de relacionarse entre los humanos la amistad es un estado de excepción, que se distingue en todo del estado de excepción como medida de los poderes en turno para orquestar fines diversos a las garantías individuales. La amistad permite excepcionales condiciones de habla y escucha que convierten a los que intercambian palabras, que permite conversaciones donde se puede incluso disentir en materia política o religiosa y que hace la vida más soportable, incluso, tal vez, digna. Entonces, cuando la mañana del cuatro de enero escuché que Carmen Aristegui –probablemente la única en la que todavía se podía confiar un grado de credibilidad, de ética periodística- dejaba su programa de radio por “incompatibilidad editorial”, le llamé a una amiga con quien acostumbraba comentar el programa y juntos nos quejamos, comentamos cómo ha sucedido en prácticamente todas las revoluciones sociales y políticas de la historia que un régimen nuevo es aun más opresivo que el derrocado, que si podría hacerse algo, qué podría hacer un ciudadano regular como nosotros. Le llamé a otro amigo en busca de consuelo y me respondió que qué se le va hacer, que este mundo es de los cabrones y que así es esto y que ya ni modo.

En México, una marcha masiva ha demostrado ser tan influyente en el curso de los eventos como pensar que nada puede hacerse, tal vez porque ambas acciones o inacciones son en nuestra sociedad parte de una manera de no ser escuchado: el grito y la obediencia.

Suelo considerar que el pensamiento es apenas una sombra de existencia y dudar de las palabras puesto que la experiencia de la escritura las revela volátiles, ligeras, improbables. Frente a un hecho público que a todas luces es un acto de intolerancia, de un abuso del poder, pensé: ¿Qué puede hacer un ciudadano común? ¿Para qué escribir nada al respecto, qué pueden hacer las palabras en un sistema violento, múltiple, infalible? Entonces me di cuenta de las muchas veces que he escuchado argumentos idénticos en boca de quienes me son cercanos; esta manera de pensar es masivamente compartida, se piensa que la acción influyente es improbable, para qué mover un dedo si las probabilidades de que algo cambie son despreciables, pues los principios marcan las rutas, un árbol torcido ya no puede enderezarse. Pero nuestra naturaleza no es la botánica, ordenada, calculable, matemática en el sentido clásico, newtoniano del término: la nuestra son el azar y el accidente.

Considerar que los actos y las palabras nada cambiaran implica que se conocen las consecuencias de antemano, es decir, que la realidad es estable, inmutable, que nada la hará cambiar de curso. Cuántos filósofos, enamorados, teólogos medievales y modernos, cuántos alquimistas y especuladores de la bolsa no serían y hubiesen sido felices hasta el colmo si el curso del mundo fuera efectivamente predecible. Esta es una noción sumamente extravagante de la realidad, es aún más fantástica que la noción de la física moderna que considera que nada existe hasta el instante de su conocimiento. La ciencia moderna ha demostrado cabalmente cuán volátil es el estado de la materia y las configuraciones celestes, Arendt, en su estudio de la condición humana, es tajante al respecto: es absolutamente imposible predecir las consecuencias de las acciones. Es decir, que esta fórmula que considera que no vale la pena actuar ni hablar porque de todos modos nada cambiara y si lo hace será para confirmar lo que ya es, no obedece a la realidad de los hechos sino de las palabras. Esta es una versión de la realidad, seguramente no una entre otras en tanto es la dominante, pero una versión que definitivamente no es la única. No hay dominio sin obediencia.

¿Qué es la obediencia? La crítica de arte, mi campo habitual, es en México aún más escasa que el análisis político. Le preguntaba a una colega, bastante más experimentada que yo, a qué podía deberse el que además de ser contados los críticos de arte, de entre esos pocos la mayoría ni siquiera escriben crítica, sino reseñas descriptivas o poco comprometidas, limpias de toda opinión personal y de amor a la disidencia disciplinada que es después de todo la razón por la que alguien querría escribir crítica en primer lugar— me respondió que es una ocupación muy difícil, que había que documentarse mucho y visitar exposiciones y artistas constantemente, además de ser mal pagada. Pero estas son difícilmente razones para no elegir una actividad vital, los seres humanos rara vez eligen la vía fácil y aun más rara vez eligen la mejor, de otra manera nadie se enamoraría ni se casaría ni se dedicaría a la política. No conozco a nadie verdaderamente práctico. La razón debe ser otra. Los mexicanos solemos sorprendernos de la violencia con la que algunos extranjeros como los franceses o españoles discuten sus ideas, y ya nos parece presenciar la penosa ruptura de una amistad o de una pareja, y resulta que siguen cenando como si tal cosa; es cuestión de cultura, de sencilla costumbre. Nosotros optamos por tomarla personal y hacernos daño, preferimos dar un rodeo, callar. ¿Qué es la obediencia? Hay quien sospecha que es una vieja, muy vieja forma de la supervivencia, que México es un país que se constituyó callando, disimulando su rencor contra la fuerza brutalmente superior de una cultura ajena que violenta llegó del mar para destruir el orden cósmico de unos dioses que morirían dolorosamente, de la noche a la mañana. Y entonces, frente al amo temible e incomprensible, nos volvimos silentes, ladinos, perezosos.

La pereza, o más exactamente la hueva, es una posición muy complicada de explicar, de entender. Se distingue del ocio, porque el ocio es la suspensión de la labor o del trabajo para la industria intangible de las cosas del alma mediante las artes o el frescor de una conversación enriquecedora; se distingue de la flojera que consiste en reservar las energías del cuerpo para mejores o predilectas actividades; la hueva es algo bastante más complejo, y en nuestra lengua se concibió intraducible a otras para designar un fastidio, algo que disgusta profundamente, algo muy parecido a lo que los modernos llaman depresión y que los antiguos llamaron taedium vitae, tedio de vivir, algo que hace languidecer el cuerpo y el espíritu para protegerse de lo que se desea.

La corrupción dice que el fin justifica los medios, y en la sociedad moderna se siguen aún practicando los preceptos de la economía clásica que propone la productividad como valor supremo y desprecia las actividades en primera instancia no productivas; la sociedad mexicana es curiosamente fiel al principio de la productividad, se desprecia la acción improductiva y por lo tanto al preferir la inacción se es práctico y se participa de la pereza, se es huevón para no ser improductivo.

En los textos clásicos, en los textos de aquellos en quienes leemos las nociones fundamentales de lo que es o debiera ser el Estado, se encuentran en una rara familiaridad la ética, la amistad, y el ejercicio de la vida política. Cómo es que una se liga a otra para ser lo que son es en la práctica un misterio para mi, tal vez no es más que una intuición, un atisbo de ternura, de esperanza, pero un gendarme rápido viene a espantar esta posible asociación con el cargo de la ingenuidad. ¿Qué es la ingenuidad? En el contexto de la reflexión política mexicana es el ejercicio autoritario de esta ideología que aquí trato de entender. Lo característico de una ideología es que domina antes que nada al nivel del lenguaje, en lo íntimo del pensamiento, y la fuerza de un régimen se mide así: en cuánto permite o imposibilita pensar distinto. En la realidad mexicana en tanto concebida por la ideología dominante pensar que las cosas pueden ser de otro modo es ser ingenuo.

Pero cómo es que se concibió una noción tan extraña como ésta, un escritor de tragedias en la antigua Grecia se ruborizaría por este grado de inverosimilitud que una nación entera da por incuestionable; cómo es que una concepción de la realidad puede llegar a ser tan resistente; sobran las evidencias para demostrar que las consecuencias de los discursos y de las acciones son impredecibles e incontrolables. El que haya desaparecido un programa de radio como el de Carmen Aristegui, que esencialmente no es más que imagen acústica, de una existencia material tan escasa como dura el tiempo del sonido, es la prueba de que los discursos son peligrosos, que este uso de la voz ejercía un poder que amenazaba el estado de otro que se reputa indestructible.

El uso de la palabra para disentir o exhibir relaciones de poder, ya sea al nivel de los medios de comunicación, de un salón de clases, al nivel de una escena familiar o de pareja, está asociado al peligro, al riesgo de un estado de las cosas o de la propia vida. Los antecedentes justifican lastimosamente esta cautela. Pero también por la obediencia y el silencio se paga un precio. Tal vez mi cómodo estilo de vida hasta ahora no me autoriza a formular esta pregunta pero ya que la regla social y política que vivimos dice una cosa y hace otra puedo tomarme la libertad y preguntar con igual descaro: ¿Qué clase de vida es una sin riesgos? Puede ser que en las infinitas posibles circunstancias de la vida en la tierra haya existencias elementales para las de otros en las que se viva en una solazada contemplación, indiferencia poética y silenciosa, poblada de bellos instantes que asemejan la cualidad injustificada y ensimismada de la flor, pero aun la flor es activa y seduce, desvía del camino; en nuestro país esta es una pregunta retórica pues la respuesta es obvia: ante un hecho de intolerancia el silencio no es una opción, no podemos darnos ese lujo.

lunes, enero 07, 2008

La censura a Carmen Aristegui: Un intento de introducir el silencio en el oído

Cuando los nazis vinieron por los comunistas
me quedé callado;
yo no era comunista.
Cuando encerraron a los socialdemócratas
permanecí en silencio;
yo no era socialdemócrata.
Cuando llegaron por los sindicalistas
no dije nada;
yo no era sindicalista.
Cuando vinieron por los judíos
no pronuncié palabra;
yo no era judío.
Cuando vinieron por mí
No quedaba nadie para decir algo.
Martin Niemoller

La cancelación del noticiero "hoy por hoy" conducido por Camen Aristegui es un intento no sólo de quitar del radio un programa considerado crítico y analítico de la realidad, llamada "nacional", sino que además implica introducir o intenta producir en cada uno de los oídos el silencio. La cancelación se hace sin ningun ocultamiento, es un trazo del estado de excepción descripto por Foucault y analizado en extenso por Giorgio Agamben: el estado una vez que decreta que tal o cual actividad o persona es un objeto a "exceptuarse" de la vida social por ser considerado un pelligro, procede a efectuar esa operación sin ocultarla, por ejemplo, las legislaciones penales alemanas y las de los EEUU ya no ocultan la tortura, ahora por el contrario, la consideran un "ejercicio legal" y por consiguiente no tiene por qué ocultarse, de ahí que las actividades de torturas físicas y de otras características de la base militar de los EEUU en Guantánamo no se ocultan, hasta incluso sus practicantes se dan el lujo de discutirlas en público.

Estamos ante el ejercicio más radical de la censura debido a un cambio cualitativo en su estructura y en su forma, cambio respecto, al menos, de la censura que Sigmund Freud estudió en sus obras canónicas:La interpretación de los sueños;El chiste y su relación con lo inconsciente y Psicopatología de la vida cotidiana . Allí la censura era claramente un ejercicio de las instancias del poder político, Freud recuerda los párrafos censurados en tal o cual periódico. Su objetivo era impedir que algo no sea dicho o leído o expresado. Jacques Lacan estudía una practica de la censura, ejercida en el campo mismo del psicoanálisis: por ejemplo, su exclusión de la Asociación Psicoanalítica Internacional por, entre otras cuestiones, atreverse a leer en público abierto y comentar las obras de Sigmund Freud; actividad que fuera uno de los argumentos para exluirlo de la IPA: censura por más de treinta años sus enseñanzas de ese horizonte. Jacques Lacan no por nada en 1945 al terminar la 2da. guerra mundial publicó el estudio de un sofisma donde remedaba la suerte de los prisioneros que portaban un disco negro o blanco en sus espaldas, remedo de las "estrellas" que portaban muchos de los asesinados en loa campos de concentración sin que hayan logrado darse color de la suerte que correrían.

En el psicoanálisis se pretexta con mucha facilidad la "oportunidad" y/o la falta de "claridad" o la "confusión" que tal o cual tema pueda generar para ejercer la censura y proponer la cancelación de actividades simplemente por diferir con ellas o por que ellas introducen una diferencia que algunos pueden no compartir o no tienen condiciones para soportar que otros las lleven a cabo.

En el caso de Carmen Aristegui, la censura convicta y confesa de parte de las empresas Televisa y la empresa española, Grupo Editorial Prisa- prisa por excluir y censurar- tienen un nuevo ingrediente: la instalación de una combinación singular entre el discurso del amo antiguo -los conquistadores y colonizadores del Virreynato- con el discurso del amo moderno del capitalismo neoliberal -discurso estudiado por Jacques Lacan (Milan, Italia, 1972). Este discurso del amo en México es singular por su composición ajustada a las condiciones de la cultura del privilegio imperante en nuestro país, basta con leer el argumento de intelectuales que reivindican a los medios masivos de comunicación- es decir, a los dos unicos medios que hay en México a nivel de la TV- como "representantes" de la "opinión pública", esa opinión descripta por Marcelino Pereyo como "el calzón más rápido en subirse y bajarse de nuestro país"; esa fuente de "representación" requiere de una actividad pulsional negativa: introducir en cada oído el silencio que tiene como resultado la construcción muy "eficaz" de una masa llamada "mayoría silenciosa". Esa forma de masa requiere de un análisis pues se trata de algo que Freud no alcanzó a estudiar en su"Psicología de las masas y análisis del Yo", hoy requerimos de un estudio de la "Psicología del Yo y análisis de las masas que sostienen a ese Yo".

Baste con recordar que la "mayoría silenciosa" surgió a partir de que el régimen nazi instaló el primer exponente de un medio de comunicación de masas: un sistema de bocinas en las plazas y principales avenidas de la alemania nazi para reproducir de forma constante y uniforme -ver el cartón del monero Hernández, periódico "La Jornada" del 6/01/2008-; lo hacían para reproducir sólo los discursos de Hitler mientras que los disconformes con ese régimen eran silenciados de manera absoluta pues eran enviados a los campos de concentración. Hoy asistimos a la instalación de un régimen de concentración sin campos por la vía de la excepción, cuyas consecuencias subjetivas merecen analizarse. Régimen cuya practica comenzamos a vivir, incluso aún antes de que se de rienda suelta a las modificaciones en materia penal que lamentablemente con su habitual responsabilidad aprobó ya el Senado de la Nación.

¿Aceptaremos que se pretenda obligarnos a estar en silencio, a sólo escuchar el silencio aceptando una orden del poder? ¿Creemos y convalideramos que ese poder es total como él gusta en presentarse?
Alberto Sladogna,
analista,
México, DF,
7/01/2008