lunes, octubre 22, 2007

La "realidad"del pato: su componente religioso, su componente teocrático-político

La “realidad” del pato: su componente religioso, su componente teocrático-político*.
Hablan de realidad psíquica…no llamaría a nada con un término semejante, porque la psique, justamente, es lo que todo el mundo trata de evitar, eso trae increíbles dificultades, eso entraña un mundo de suposiciones, eso supone todo, eso supone a Dios en todo caso: ¿dónde estaría el alma si no hubiera Dios, y sí Dios, además, no nos hubiera creado expresamente para tener una?
A la manera de Jacques Lacan

En la semana del 14 al 21 de octubre de 2007, recibimos una lección en México, una clase o conferencia magistral, sobre el delicado tema de la “realidad”; en el psicoanálisis se conocen los dolores de cabeza que ese tema religioso provocó a Freud y las consecuencias que luego impactaron en su doctrina: ¿Cómo se tiene acceso a la realidad? ¿Se puede (como se pregona) tener acceso a ella de manera objetiva? Y más aún ¿Quién garantiza esa realidad? Para un creyente, Dios sostiene la realidad de las cosas que ocurren y le ocurren; Dios tiene condiciones para hacerlo pues él creó esa realidad.
Los encargados de esa lección fueron varios miembros de la familia revolucionaria. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, declaró: [Hay]“un gobierno constituido, reconocido por otros gobiernos, que emite decretos, que nombra funcionarios, que toma decisiones, que maneja el presupuesto, que envía iniciativas y que de hecho está reconocido por toda la sociedad” (La Jornada, 19/20/2007), luego le siguieron el gobernador de Michoacán Lázaro Cárdenas Batel, la gobernadora de Zacatecas Amalia García y el candidato a la gubernatura de Michoacán, Leonel Godoy quien aseveró “están mal de sus facultades mentales los que no acepten que el presidente es Calderón”. Por otro lado, la diputada Ruth Zavaleta explicó “Entonces, hay una realidad; no podemos decir, y se lo he dicho a los compañeros que me cuestionan, que hay un pato que hace como pato, camina como pato, hace cua-cua, y no por ser perredista lo [veo] voy a ver si hace croac-croac, ¿verdad? Entonces trae un problema de visión; aunque es molesto, es la realidad…” (La Jornada, 20 de octubre 2007). Más allá de los acuerdos, las tácticas y las estrategias políticas en juego, acordadas o no entre ellos, es el lenguaje quien los une — una cita con el lenguaje —. Cada uno a su turno ofreció, y dio, una lección respecto de la realidad”: “la realidad es la realidad” (Moliére, El enfermo imaginario).
En primer lugar, la realidad es un elemento del lenguaje, y éste, reunió a cada uno de esos políticos con la realidad que pregonan, fueron reunidos por el término realidad. En segundo lugar, ese término se presenta con un alto impacto de verdad pues con mucha facilidad se le atribuye un alto valor de verdad objetiva.
La lección de realidad partió de un punto: ellos ven algo y otros, algunos de nosotros (muchos o pocos) no lo alcanzamos a ver, eso nos “impide” sacar las debidas conclusiones de la “realidad” que no vemos, y por ello, se encargan de mostrar – y ”demostrar” – que estamos ciegos sin darnos cuenta, y en consecuencia, cada uno de ellos es nuestro lazarillo: “Aquí hay una piedra”; “Aquí un presidente”, ”Aquí un pato”, ”Allí un alterado mental”.
Además, enseñan empleando una figura del lenguaje: “Camina como un pato, grazna como un pato, obra como un pato, entonces es un pato". Dada la posición de los declarantes se requiere tomar en serio las citas mencionadas, las citas con el lenguaje, a efectos de interrogar la “realidad” que ellos ven, así como su lección para verla y (según ellos) salir de nuestra ceguera. “Veremos dijo un ciego”. Veremos los puntos ciegos que esa propuesta, esa cita, introduce no sólo en la vida política sino en la Psicopatología de la vida cotidiana (S. Freud, 1901)
El texto de Freud que hace referencia a ésta, trascendió el campo del psicoanálisis, convirtiéndose en uno de sus libros más difundidos, leídos y citados ¿A qué le debe tanta fama? Freud construyó con disimulación honesta una burla a la psicopatología médica, psiquiátrica y psicológica, (broma vigente en la actualidad); chacoteó con la psicopatología al estudiar las jugarretas que el lenguaje provoca en cada persona cuando habla: los olvidos de nombres, de objetos, de fechas; las equivocaciones en la conversación, los errores en la escritura, los actos fallidos y las supersticiones, así como otros accidentes que son parte de la experiencia cotidiana de cada uno de nosotros, porque estamos habitados por el lenguaje y nos lanzamos a decir o hablar a otros.
Vivimos, padecemos y producimos esos tropiezos sin estar afectados por ninguna psicopatología, Freud lo demostraba tomando el caso de alguien que decía un nombre por otro, por ejemplo, nombrar a Jorge Luis Borges como “Jorge Luis Borgues” o “José Luis Borges”. En ese punto Freud no se hacía pato, ni tampoco veía allí a un pato inculto, localizaba algo que se mostraba al margen de la voluntad, de la conciencia, incluso de la cultura de quien lo decía pues el lenguaje no se somete a la propiedad privada de quien habla. Ese traspié del ex presidente Fox, así como algunos más, fueron tomados por los sectores cultos de nuestra sociedad como una muestra de su “realidad inculta o de su inculta realidad”: “un gerente de Coca-cola con botas”. Después, su ex vocero de prensa declaró: “Los tropiezos o gazapos de Vicente Fox fueron efectuados adrede, fueron hechos de forma consciente, deliberada... luego se corroboraba que con ellos aumentaba la aprobación de la figura presidencial entre los sectores populares” (Conferencia de Rubén Aguilar Valenzuela, Foro Mundial de las Culturas, 2007, Monterrey, Nuevo León).
Notemos que reconocer que daban “gato por liebre”, no lo exime de mostrar esa forma de trueque como táctica y estrategia para obtener aprobación en las encuestas. Lo reconocen, sin embargo no saben qué es lo que reconocen; el lenguaje les cobró su intento de manipularlo, en la declaración aparece la mano del lenguaje haciendo ver un fragmento de verdad en esas mentiras: Rubén Aguilar V., muestra algo que se presentaba como pato, graznaba como pato, obraba como pato, y sin embargo, él reconoce que era patito. Un patito reivindicado cómo “un logro en la comunicación del ex presidente”.
¿Dónde quedó esa “realidad” que no vemos?
Cuauhtémoc Cárdenas, Lázaro Cárdenas Batel, Amalia García, Leonel Godoy y Ruth Zavaleta (más allá de si lo acordaron entre ellos previamente), unidos por el lenguaje presentan de singular manera su posición. Con ella se puede discrepar, acordar o rechazar; aquí sólo analizamos el estilo con el que esa “realidad” compartida por ellos es construida. C. Cárdenas añadió un toque más: “Me parece que es una realidad que no se puede desconocer” (Público, 21/10/2007).
El biopoder es una nueva instancia del poder destinada a controlar los cuerpos y la subjetividad de los miembros de la sociedad (M. Foucault, Seguridad, territorio, población). Esa nueva modalidad del poder se ejerce a través de instancias sutiles que van desde la demografía, la planificación familiar, los planes de salud, la enseñanza, la administración de reglas de eugenesia, y otras. ¿Quién se puede oponer a la campaña de persecución contra los fumadores, si la misma se hace a nombre del bien de ellos y de la realidad de cuidar la salud? Sin embargo, como ellos no reconocen la realidad de la salud, se los persigue y obliga a dejar de fumar. Ese biopoder ha tomado a su servicio, (vía la industria farmacéutica) una cantidad de elementos de la psiquiatría, de la psicología y — lamentablemente — también algunos componentes del psicoanálisis. El biopoder introduce la psiquiatrización de la política por vía de la clasificación psicopatológica, llamada diagnóstico; ya no se hacen análisis políticos, en su lugar se hacen diagnósticos de esa actividad. Por ejemplo, cuando se dice que “Fox es un bipolar” o “Fox es así pues emplea Prozac” o “Calderón es un sociópata pues gusta cantar el corrido El hijo desobediente”, es semejante — o igual — a los diagnósticos de Enrique Krauze al decir ”Si López Obrador no se atreve a ver con ojos críticos su propia actitud mesiánica, si insiste en concebir la política como una misión religiosa y no como un quehacer cívico y republicano frente a cuya natural impureza sólo cabe el respeto a las leyes y las instituciones creadas por los hombres, los mexicanos viviremos pronto (gane o pierda) tiempos de zozobra, ‘con el Jesús en la boca’.”(La crónica, 14/06/2006).
Los psiquiatras operan así como lo hace Krauze, le exigen al llamado loco que reconozca su enfermedad y como el loco no lo hace lo declaran… loco.
En cada caso se emplea el diagnóstico para clasificar sobre una base: se instala un criterio de normalidad para que todo aquello que se aparte sea considerado anormal; luego se procede a internar, recluir y por último a excluir de la sociedad al “bipolar”, al “hijo desobediente” o al “líder mesiánico tropical”. Claro que en estos diagnósticos el biopoder genera consecuencias que no son las mismas para cada uno de los casos mencionados: los dos primeros no fueron ni excluidos ni recluidos, al contrario gozan hasta el hartazgo de una presencia machacona y obligada por ese nuevo pariente del complejo familiar: la televisión; mientras que en el tercer caso, Andrés Manuel López Obrador, la consecuencia es directa a nivel de los medios electrónicos (la televisión en particular), ha desaparecido de los mismos, ha sido forcluido de ellos, es decir, borrado del orden teveocrático.
Leonel Godoy nos muestra con claridad el recurso del método cuando dice: “Están mal de sus facultades mentales los que no acepten que el presidente es Calderón” ¿Cuáles son las causas de que estén dañadas esas facultades mentales? C. Cárdenas responde: “Me parece que es una realidad que no se puede desconocer”, y si la desconocemos, revelamos que somos parte de quienes tienen dañadas sus facultades mentales. Y entonces, retorna en las voces de Leonel Godoy y del Ing. Cárdenas pasando por los otros políticos arriba mencionados la proposición de René Descartes, hace ya varios siglos, para expulsar a los locos de la razón y de la ciudad (polis, lugar de la política; ver: René Descartes, El discurso del método; Meditaciones metafísicas).
Descartes expulsó a los locos del campo de la razón porque no reconocían la realidad, de ahí que cuando aún se construían hospitales psiquiátricos (llamados en un momento “asilos” o “albergues”) se hacía fuera de la ciudad, fuera del hábitat de la razón. Porfirio Díaz dijo que sólo con la construcción de un manicomio moderno como La Castañeda (1910), México entraba en la modernidad; en la actualidad, nuestros servicios de salud se instauraron siguiendo al régimen neoliberal posmoderno, y se eligió dejar a los locos en las calles, como lo muestra el trato dado por algunos intelectuales a quienes ocuparon la Av. Reforma y el Zócalo, en el D.F., para mostrar lo que un posible fraude les causó: fueron defraudados por el fraude; paradojas de la historia, pues Av. Reforma no es ajena al delirio imperial napoleónico que afectó en un momento la historia de México (ver Fernando del Paso, Noticias del Imperio). El “delirio” es tocar la lira de otra manera, delirar.
La posición sustentada por los Cárdenas, Amalia García, Ruth Zavaleta y Leonel Godoy se construye con la siguiente secuencia de términos: hay una realidad, no se puede desconocer, por consiguiente aquéllos que no ven esa realidad, la desconocen y entonces, están fuera de la realidad; están locos pues desconocen lo que el líder moral, (una figura o estilo de ejercer la paternidad) dictamina que “no se puede desconocer”. Usted lector notará un hecho del lenguaje, la frase del Ing. Cárdenas comienza con un “me parece” sólo que el sentido se cierra con sus últimos términos: “no se puede desconocer”; éstos son los que dan sentido, muestran la dirección del modesto inicio.
Estos políticos no dicen “Estamos de acuerdo con esa realidad”; pues consideran que esa “realidad” es objetiva y que ellos sólo la reconocen; no expresan su posición, sino que la ven como un hecho objetivo. Es decir, tiran la piedra de la realidad y “esconden” la mano de su jugada política, jugada encubierta de “realidad”. La teoría de la existencia y de la exigencia de una realidad objetiva atormenta desde hace siglos a los filósofos, y éstos atormentan con ella al resto de los humanos; se transmite por el lenguaje y nos envuelve sin pedir permiso.
Asimismo, los miembros de la familia revolucionaria se dispensan de tomar una posición, pues se resguardan al decir que sólo hablan de una “realidad objetiva”. Para un matemático 2+2 es igual a 4; esa es la realidad objetiva para ciertos niveles y dimensiones de las matemáticas ya que es así en cualquier lugar del mundo y del universo donde funcionen esas matemáticas; al mismo tiempo para dos enamorados 1+1, en ciertas condiciones, da como resultado 3 y en otras no hacen siquiera 1; ese resultado es considerado subjetivo por el matemático pues para él lo objetivo es que 1+1 es igual a 2. El mundo de los números en las matemáticas es un universo de símbolos que allí tienen una realidad objetiva, si no fuese así, las matemáticas no podrían operar.
Uno de los puntos ciegos de la “realidad” en la que Felipe Calderón es reconocido “por todos”, es que los declarantes no se atreven a decir que esa es “su” realidad, y que el “todos” en principio, les concierne sólo a ellos, pues son quiénes hablan por “todos” o de “todos” (introducen el “todo”). Conviene precisar que no nos interesa aquí discutir si es correcto o no tener esa posición; el tema a estudiar es si podemos tener esa postura y atribuírsela a una “realidad” calificada de objetiva y compartida por “todos”.
Para tener acceso a una realidad donde están en juego los humanos, — y aunque parezca difícil de concebir, la política es una actividad humana — a una realidad política, no se puede prescindir de la posición de quien ve, muestra, propone y reconoce esa realidad. Ese político, o grupos de políticos, que ven, muestran y reconocen esa realidad son, como en cualquier otro caso, quiénes la construyen. Cada realidad política, económica, moral, religiosa, erótica, ética, sexual, de género, artística es siempre, caso por caso, una realidad construida por aquél o aquéllos que al construirla la reconocen. La posición de quienes no reconocen la “realidad” del gobierno de F. Calderón es tan construida como la de los que proponen que “no puede desconocerse”; la diferencia estriba en que estos últimos pretenden imponer “su” realidad a otros sin hacerse cargo de su posición y para ello descansan en el carácter “objetivo” de esa realidad del pato, en tal sentido, su posición muestra una posición patito, se hacen patos con la postura que tratan de “ocultar”. Al pato y al patito la realidad del agua de la lluvia les resbala, no los moja.
El segundo punto ciego es la garantía que requiere esa “realidad” objetiva del patito pato para proponerse como verdad ¿Qué le da ese lugar?
Uno de los protagonistas del patito pato es el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano a quién en un párrafo anterior dimos el título de “líder moral” e indicamos que éste es un estilo del ejercicio de la paternidad. Esa figura se ejerce dentro de la familia revolucionaria, una singular institución surgida al calor de los debates armados entre los caudillos de la Revolución mexicana (1910): la discusión por el ejercicio del poder revolucionario, y en particular, la rotación del poder para morigerar la temperatura de los debates. El resultado singular e inédito fue que localizaron una forma institucional para que cada caudillo ejerciera el poder: el caudillo rotaba cada tanto tiempo en éste y en el interregno se convertía por la vía del presidencialismo al caudillo en el presidente en turno reconocido por sus pares. Los pares eran aquéllos que luego formaron la familia revolucionaria.
El Ingeniero Cárdenas S., dijo: [Hay] “…un gobierno constituido, reconocido por otros gobiernos, que emite decretos, que nombra funcionarios, que toma decisiones, que maneja el presupuesto, que envía iniciativas y que de hecho está reconocido por toda la sociedad”. Habló de una “realidad” reconocida por “toda la sociedad”, y luego añadió: “no puede desconocerse”. Estas declaraciones colocan al Ingeniero en el horizonte del uno, del único, que estando en la cima garantiza la “Verdad” de una “Realidad” y por ello pontifica que “no puede desconocerse”. En ese punto ciego de la familia revolucionaria se condensan los nudos de ese sistema con formas singulares del ejercicio de la paternidad en los complejos familiares del México que habitamos.
Es paradójico que ese sistema ha propiciado que muchos sociólogos, psicólogos y algunos psicoanalistas lleguen a sostener que nuestra sociedad se caracteriza por un padre ausente y un dominio de la madre. Tal punto de vista ha dejado de lado el estudio de los anudamientos de la familia revolucionaria con la religión, y en consecuencia, no se han estudiado con más detenimiento las formas religiosas de la “realidad” que el sistema político de esta familia ha desplegado y despliega en nuestro país. Una de esas formas religiosas es el ejercicio de la política como un coto cerrado a dicha familia, que hizo, y sigue haciendo, de la cosa pública un bien de familia, es decir: un bien privado de lo público como dice Francisco de Paula León, en Los hilos secretos de las élites, disección de la clase política desde la ciudadanía.
Se trata del nudo entre el poder religioso, el político y la aristocracia, el cuál sostiene una forma teocrática de ejercicio del poder del Estado, la versión más difundida del “dedazo” da una imagen de ese nudo; añadimos otro dato, la gran cantidad de puestos políticos a los que se llega por herencia familiar o transmisión familiar: la transmisión teocrática (Dios, caudillo, padre, líder) del poder.
En tal sentido debemos agradecer la lección de “realidad” que estos políticos se han propuesto darnos. Claro, luego cada quien decidirá si se inscribe en esos cursos. De todos modos gracias a “su realidad” tenemos elementos para discutir, interrogar y hasta quizás transformar una “realidad” que se nos quiere imponer manu-militari (“la realidad con sangre entra.”).
Si esa realidad fuera tal, única y plena de verdad ¿Para qué los Cárdenas, Amalia García, Ruth Zavaleta y Leonel Godoy “ocultan” su posición ante ella? ¿Para qué hacen algo bueno que parece malo? ¿A quién le deben ocultar lo que tienen derecho a sostener? Como cualquiera, pues cualquiera puede tener, sostener y producir “su realidad” para luego darla a conocer y ver si se sostiene o no. Será que ellos no se consideran como cualquiera, sino que gozan de un privilegio ¿Para qué decretar de antemano la obligación de reconocer esa “realidad” como la única y total?
*Alberto Sladogna, psicoanalista, Tlalpan, México, DF, 21-22/10/2007

jueves, octubre 11, 2007

El "suicidio deportivo": el madrazo de Roberto Madrazo pintado como ¿un caso individual?

Betrüger (trampear, trampea; trampearse; trampeado)*
*Alberto Sladogna, psicoanalista, México, DF, Coyoacán, octubre, 2007

El domingo 30/09/2007, en la ciudad de Berlín, durante la realización de la "Real 34. Berlin-Marathon", el ex candidato presidencial Roberto Madrazo Pintado, a sus 55 años, registró 2 horas 40 minutos y 57 segundos. Su marca asombró a los fondistas de su edad, pues bajo en una hora su marca en otra carrera de similar distancia; también sorprendió a los maratonistas que buscan un sitio para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, Rito Regules, representante de México en el Campeonato Mundial de Atletismo en Osaka, Japón, se despachó la prueba en 2 horas 45 minutos 26 segundos, a sus 28 años, para ocupar el sitio 55; él corrió cinco minutos más lento en Osaka que Madrazo en Berlín, a pesar de ser 27 años más joven.(Periódico, Crónica,5/10/2007) Si esta oportunidad la hubiese tenido el actual político, en su momento, nuestro atletismo contaría otra historia. Hemos perdido un maratonista y obtuvimos una fotografía de uno de los estilos nacionales de hacer política instaurado por la "familia revolucionaria" y su clase de políticos.
Hoy sabemos que el record y el nombre de Roberto Madrazo Pintado como maratonista fue borrado de la lista de esa competencia y vetado de por vida de ese maratón alemán. Al igual que en otros países donde el mismo día de la elección se tienen resultados confiables, en Alemania resolvieron en menos de dos semanas el caso Madrazo, pintaron su raya, lo hicieron debido -entre otros asuntos- a la insistencia del público que denunciaba la extraña proeza. Así ese nombre pasó a inscribir la mostración de un estilo de hacer política llamado: fraude.
¿Por qué hizo lo que hizo Roberto Madrazo? En primer lugar, al pie de la letra, realizó su apellido, lo pinto, así como en el análisis se constata la realización de un deseo en el sueño (S. Freud, La interpretación de los sueños, 1899-1900); esa carrera realiza su apellido: al darse y darle un madrazo "definitivo" a su carrera política, nos dejo pintado su cuadro. Pero ¿Por qué lo hizo a sabiendas de que sería "descubierto"? En la fotografía se lo ve portando un uniforme que se emplea cuando un atleta está ya descansando o se está preparando para una carrera, no llegó con el uniforme de competencia, como lo hicieron los demás protagonistas; uniforme de competencia que Madrazo mostraba durante su campaña electoral: él se dedicaba a correr, en particular maratones de largo aliento, así lucía en su publicidad electoral, con pantaloncillos cortos y playera sin mangas, alcanzando y dejando atrás a sus contrincantes. En la maratón de Berlín, Roberto tenía conocimiento de que su calzado deportivo contenía un aditamento tecnológico: un chip que ubicaba a cada maratonista en los diversos tramos de la justa deportiva. Todos estos elementos estaban a su disposición, él era consciente de los mismos y no los alteró.
Entonces ¿Por qué hizo lo hizo? Decimos, su acto puso al descubierto a un sistema, ese mismo sistema lo habría privado a temprana edad de su padre (Carlos Madrazo, político tabasqueño que pretendió, dicen, en los años 50 reformar al PRI) y de su madre, según algunas interpretaciones o historias o mitos o rumores del terreno político nacional o la combinación acertada de cada uno de estos elementos: ese “accidente” podría no haber sido tal, el hecho es que ese acontecimiento lo dejó al cuidado de la "familia revolucionaria". Esa familia lo cuido, protegió y extendió un manto de olvido cuando fue "descubierto" el descomunal gasto de su campaña para obtener la gubernatura de Tabasco, Roberto habría gastado más que Clinton en las presidenciales de los EEUU, eso de acuerdo a la cantidad de cajas con documentos depositados en el Zócalo del DF; durante esa gubernatura fue “víctima” de un “secuestro” calificado en los medios políticos de “auto secuestro”; apareció en la TV increpando a otro miembro de la clase política, Santiago Creel, luciendo un parche en el ojo a la manera de un personaje de una telenovela. Esa "familia revolucionaria" hoy remozada y empanizada lo descartó durante el proceso electoral del 2006, varios gobernadores de la familia "orientaron" los votos de sus estados hacia Calderón (ver su libro, Roberto Madrazo Pintado, La traición, Planeta, México, junio, 2007); Roberto Madrazo fue el primero en "reconocer" la nueva "marca" del candidato Calderón en las elecciones, luego desapareció, volvió cuando la presentación texto arriba citado y ahora vuelve a las primeras planas, a la TV y a las radioemisoras.
La “familia revolucionaria” tiene una antigua estirpe y por lo tanto, se cree dotada de un poder aristocrático que la autoriza a decidir quién será presidente, gobernador, senador , diputado, alcalde, etcétera; ellos son portadores de derecho natural a dar a la cosa pública el trato de una cosa privada, un bien de familia, allí radica una de las fuentes del racismo y la xenofobía arraigada en nuestro país, en particular, contra los denominados “nacos” o más simplemente la “raza”, antes fue denominada la “bola”(cfr.: Martin Luis Guzmán, La sombra del caudillo, 1929, cuyo filme homónimo, dirigido por Julio Bracho (1960) estuvo enlatado tres décadas ).
Estamos ante un “suicidio deportivo” que apunta a otros, esa forma indirecta de agresividad y de agresión suele estar presentes en diversas formas de suicidio, piénsese en el lamentable caso de una adolescente que comete suicidio para castigar a su novio. Estos suicidios suelen estar acompañados por cartas, cuyos textos muestran la estructura de una agresividad que se descarga sobe el suicida pero que apunta a otros o los incluye con el objeto de denunciar su culpa y sus culpas que el acto trata de mostrar. En este caso Roberto Madrazo quedo pintado por las cartas que el mismo llevaba consigo: su uniforme inusual con el que llegó a la meta, levantando sus manos de triunfo; el chip que registraba sus movimientos o ausencia de movimientos en la carrera; el tono corporal fresco y sin mayor agitación con el que llegó a la meta luego de un largo maratón. Estos elementos eran portados por Roberto a sabiendas de su existencia, no fueron “errores” de un fraude que dejaban rastros aquí y allá, rastros recuperados luego, ninguno de ellos tiene ese carácter, él sabía que los llevaba consigo.
Estas circunstancias literales dan a su acto el carácter de un suicidio deportivo de un político y de una forma de hacer política en nuestro país. Quizás, exagerando, también haya sido y será su único y último gesto honorable en la vida pública: denunciar al sistema del fraude donde él vivió, practicó y ejerció la política, luego de esa denuncia su vida política no tendrá continuidad, pues él como político está muerto. En varios países cuando los políticos son descubiertos infraganti en un fraude suelen suicidarse, Roberto lo hizo desde el campo del deporte, desde fuera del país, garantizándose las primeras planas de México y una buena parte del mundo. La agresividad de Madrazo contra la imagen de su “ser” fraudulento, de ahí que se madreara solo y la agresión está dirigida contra la familia revolucionaria y la clase política, a quienes él consideraba haberlo traicionado pues dirigieron sus votos hacia Calderón y no hacía él, es decir, no le interesa el voto ciudadano sino el voto “orientado”, “acarreado” por la familia revolucionaria; el voto que a él y muchos políticos solo les interesa es el voto de los electores privilegiados, el de la aristocracia corporativa. (cfr.: Roberto Madrazo P, La traición, México, 2007)
Un sistema político tiene de todo menos individualidad; el sistema colectivo, el sistema político, sólo es el sujeto de lo individual (Lacan, El tiempo lógico y un aserto de certidumbre anticipada) Acaso este "suicidio deportivo" se lo puede considerar sólo como el suicidio de un político y dejar de lado al conjunto del sistema que él mostró en su carrera, si así fuera ¿Cómo es la que "familia revolucionaria", junto con la clase de los políticos han guardado un respetuoso silencio ante esa muerte deportiva de un político? El actual secretario general del PRI, Jesús Murillo Karam, declaró: “Es un asunto personal, no tiene nada que ver el partido con eso, permítanme deslindar al partido” (Reforma, 10/10/2007). Desllinde extraño pues ese instituto político, el PRI, empleó imágenes de Roberto Madrazo Pintado corriendo en otras maratones como emblema de su reciente campa electoral, la del PRI y la Roberto Madrazo P., para competir por la presidencia en el año del 2006.
El periódico Reforma publica un editorial de un político, de un politólogo de nombre Jorge G. Castañeda; él se presenta en muchos foros como politólogo, es decir un estudioso de la política y de los políticos; además es un político “independiente” que indicó al país la necesidad de vencer de cualquier forma, sea como sea, al candidato Andrés Manuel López Obrador en la reciente campaña electoral. Jorge G. Castañeda hoy no titubea en escribir lo siguiente:
Concuerdo plenamente con Ciro Gómez Leyva en que Roberto Madrazo no tiene cuentas qué entregarle a nadie sobre sus actividades privadas, tramposas o no, deportivas o no…Quienes tienen que entregarle cuentas a alguien, en cambio, son los miles o millones de ingenuos ignorantes o francamente imbéciles (empezando por un servidor) que a lo largo de los últimos años han apoyado, seleccionado o votado por Roberto Madrazo sin haberse percatado de lo que es capaz…Cierto, Madrazo no le debe cuentas a nadie, pero nosotros sí (Jorge G. Castañeda, “Otra vez, el chip”, periódico Reforma, 10/10/2007)
El lector del editorial notará que en reiteradas ocasiones Castañeda so pretexto de la figura mayestática del “nosotros” trata de encubrir o tapar algo, su “yo”. Cómo es posible que un politólogo como él no se haya dado cuenta de quién y cómo se las gastaba Madrazo y el sistema del PRI; ¿En qué planeta de nuestra galaxia ejerce su actividad de estudiar la política y a los políticos como para sostener que él “no sabía” quien era Roberto Madrazo Pintado? Él tan estudioso y pulcro nos dice que Madrazo “no tiene que rendir cuentas de sus actividades privadas, tramposas o no, deportivas o no”, perdón pero no fue una actividad se trató de un acto en público, el público de un maratón ¿cómo se puede a eso calificarlo de privado? ¿Privado de quién y para quién? Ahora resulta que encontramos en ese “nosotros” de Jorge G. Castañeda a la figura de la inocente caperucita en la política. Esto es un poco extraño, piensa mal y acertarás. Cómo es posible que él no reconozca a quienes no votamos, no seguimos, ni aceptamos a Roberto Madrazo Pintado como político desde hace ya mucho tiempo. Él considera, como el león que todos somos de su condición. Salvo por una señal del lenguaje, Jorge G. Castañeda, su título lo denuncia: “Otra vez, el chip”; el chip es un componente nodal de las máquinas, conocidas como “computadoras”, en nuestro país hace varios años ya que se cayó el sistema de computó durante una elecciones. A buen entendedor pocas palabras, usted es parte del sistema que quiere hacernos compartir a todas y todos, quizás usted emplea chip de dudoa fabricación o de origen chino. Quizás usted se equivoca: no todos votamos, no todos sostuvimos y no todos acordamos con un sistema fraudulento ¿Para qué generaliza su condición?
Para ir concluyendo tenemos una interesante pregunta clínica para el análisis: ¿Cuál es la diferencia, si es que existe, al menos una, entre el Betrüger Roberto Madrazo Pintado y el político de nombre Felipe Calderón? Felipe Calderón al visitar su tierra natal no tuvo empacho en declarar: “Como dicen en mi tierra “Haiga sido como haiga sido ganamos”…” (esta expresión está registrada por distintos medios, de derecha, de izquierda, periódicos que no son ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario y hasta el momento no he encontrado desmentida alguna por parte de Felipe Calderón). Esa declaración no solicitada qué nos dice sobre la forma en que Felipe Calderón obtuvo su meta de alcanzar el “triunfo” en las elecciones del 2006. Han dicho -Castañeda, Fuentes, Krauze, Ciro Gómez Leyva y otros intelectuales de nuestro país- que el “fraude electoral” sólo es una invención de las teorías del complo –sin la “t” final a la manera de AMLO-, hoy qué dirán cuando el complo muestra su nivel de eficacia y certidumbre para demostrar la estructura de una actividad de la clase política y de la llamada “familia revolucionaria”: el fraude como deporte.
Recordemos un dato de la vieja psiquiatría, cada suicidio muestra un acto moral, y en este caso Roberto Madrazo al cometer el mismo hizo su único -y quizás- el último acto honorable: mostrar que las teorías del complo son la estructura de aquello que se denuncia. Al terminar estás líneas llegó hasta mi, el comunicado de prensa de Roberto Madrazo Pintado, comunicado dirigido a los deportistas del país, él como miembro de la “familia revolucionaria” no osa dirigirse a los políticos ni siquiera pretende “mezclar” su carrera con la política, es de lamentar que lo que podría ser , quizás y sólo quizás, su único acto honorable, él como el alacrán que cuando la rana lo cargo en su lomo para cruzar un charco, la pica, cuando se le preguntó “¿Por qué lo hiciste si morirás ahogado tú también?”, sólo atinó a responder: “No puedo traicionar a mi naturaleza”. La pregunta que nos queda es cómo este componente real de la política afectará el curso subjetivo de los ciudadanos quienes no pueden quedar al margen de las consecuencias de lo que ese suicidio deportivo ha mostrado y para colmo demostrado , valga para ello citar “sus” propias palabras en ese comunicado:
Destacó que se ha sugerido trampa, pero sólo quien ignora cómo se desarrollan estas competencias puede llamar así a lo que es una práctica habitual en ellas. Porque no sólo es un competidor, indicó, sino cientos, quienes por una razón u otra no completan el recorrido y no por eso es trampa. "Y no por eso dejan de ir hasta la meta en busca de su medalla de participación". Después de numerar algunos de los maratones en que ha participado y los tiempos, el también ex dirigente del PRI precisó que después de estas participaciones se realizó una revisión médica unos días antes de salir a Alemania, donde le recomendaron descanso pero no lo hizo porque no se quiso perder la competencia en Berlín. Por ello, como resultado tuvo que parar en el kilómetro 21 y "me fui directo a la meta por mi ropa y mi medalla de participación, mismas que se entrega a todos los corredores sin excepción. ¡¡Hay Roberto!! Si el médico te dijo que no compitieras ¿Solo fuiste para abandonar en el kilómetro 21? ¡¡Hay Roberto Madrazo!!! Si llegaste por tu ropa a la meta ¿Cómo es que llegaste a la meta ya vestido? ¿Cómo es que festejabas llegar a la final la participación en una carrera que en tu comunicado afirmas haber abandonado?; Roberto lo escribes de puño y letra: “Me fui directo a la meta… por mi medalla de participación”, la constancia, que constancia tienes, quizás tengas razón se trata de un complot alemán contra un corredor político que quería ser un político corredor ¿Será factible para el sistema político, la clase política actual –con sus justas y abundantes excepciones- y para la “familia revolucionaria” borrar ese acto deportivo donde cada una de ellos fueron mostrados afectados por una crisis radical de su estructura? ¿O no?